Abel Martínez es inventor, fundador, gerente, técnico y mayor accionista de
TubEnergy, un proyecto de micro-turbinas hidráulicas que aprovechan la presión residual para producir energía eléctrica. Ganadores del
Fondo Emprendedores de la Fundación Repsol 2013 y finalistas de los
Premios Sacyr a la Innovación 2015, los alicantinos
Francisco y Abel Martínez comenzaron su aventura junto a varios amigos agricultores. “Yo vivo en un pueblo pequeño, afortunadamente, en el cual existen muchos campos de cultivo, y los agricultores me trasladaban un problema que tenían: la falta de energía en sus sistemas de regadío, cada vez más sofisticados y automatizados, los cuales demandaban más energía eléctrica, pero no tanta como para los terribles contratos e impuestos que imponen nuestras maravillosas compañías eléctricas. Esto les llevaba a realizar montajes en fotovoltaica, pequeños grupos electrógenos, etc. Y eso conlleva robos, falta de sol y caída de energía, grandes costos en baterías altamente contaminantes, grupos electrógenos ruidosos, robos otra vez, mantenimientos costosos, elevado precio de los combustibles de nuestras maravillosas compañías de suministro… En fin, muchos inconvenientes que esta máquina resuelve de un plumazo. No fue fácil por el comportamiento físico de ese tipo de tuberías presurizadas.
Me costó siete años de investigación desarrollar una micro-turbina capaz de trabajar en esas condiciones, el sistema que utilizaban este tipo de máquinas no servía directamente”.
El camino de Abel no fue fácil. Noches sin dormir, apenas tiempo para comer y para dedicarlo a su familia, entre otras cosas, no impidieron que este inventor al que constantemente le asaltan las preguntas se detuviera en su empeño. "Los emprendedores, como yo les llamo, llegamos fracasando muchas veces, pero esa creatividad, espíritu de lucha, de inconformismo con lo normal, la búsqueda de nuevas respuestas, creo que nos mueve a una lucha constante por encontrar satisfacciones y respuestas”. Crítico con el sistema y con la sociedad que nos rodea, su lema siempre es el mismo: trabajar, trabajar y volver a trabajar en los tiempos libres. “Sé que es un mal consejo en este país que premia lo contrario, que intenta aplicar la ley del mínimo esfuerzo y donde la ilusión de un joven es ser funcionario para no hacer nada, pero yo opino lo contrario”.
No es fácil comercializar un producto que las personas ajenas a la materia no entienden. Pero Abel sabe venderlos. “Poco a poco y con mucho esfuerzo (…) Realizamos alguna venta y, afortunadamente, sí que tenemos contactos con empresas muy importantes y vamos realizando proyectos”. Las micro-turbinas de TubEnergy, su producto estrella, han sido presentadas a varios concursos, como los de Repsol o Sacyr, con unos resultados ya citados. “Todo el mundo sabe cómo funciona una central hidroeléctrica, más o menos. Las turbinas que se utilizan en esas estaciones hidroeléctricas fueron diseñadas hace más de cien años para extraer la máxima energía del agua que circula por su interior y convertirla en energía útil y a su salida no existe presión, el agua es devuelta a los ríos tranquilamente. Pero ese diseño representa un grandísimo inconveniente en una tubería presurizada, como las que habitualmente existen en el subsuelo de las ciudades. El rendimiento de estas turbinas cae estrepitosamente, siendo un gran problema a la hora de producir energía en tuberías presurizadas y al paso del agua por las mismas, con lo que impide la llegada del agua a nuestras casas y campos. Con la innovación geométrica en los álabes de esta turbina, corregimos ese inconveniente y obtuvimos una buena energía de las tuberías presurizadas, a la vez que podemos seguir duchándonos en casa, realizando la colada o regando nuestros campos”.
La innovación, según Martínez, es conseguir logros o avances realmente significativos en cualquier disciplina técnica, y que permitan una mejora social “aún a costa de que te tachen de loco y nadie crea en ti”. Abel afirma que su compañía se diferencia de otras por el modo en el que ellos ven la estructura de su empresa. “Para mí, la parte más importante es saber construir un equipo de trabajo. Esto quiere decir que por muy jefe que seas, no debes realizar funciones para las que no estés cualificado. Antes o después llegará el fracaso. Yo, por ejemplo, tengo un perfil puramente técnico, y aun siendo el dueño de la empresa, no se me ocurre llevar a cabo labores de gestión empresarial, de comercialización, o de marketing. Si yo hiciese eso, sería un desastre, ya que dejaría de realizar bien mi función. Ahí es donde entra saber formar un buen equipo para desarrollar las funciones de una empresa y que funcione correctamente”.
Asegura que existe un gran mercado en la generación de energía a pequeña escala, si bien, el uso de las micro-turbinas podría ser mayor. “Para que os hagáis una idea: por las tuberías del agua potable de Madrid circulan en forma de energía eléctrica potencial 2 Megavatios-hora. Eso representa miles de semáforos alimentados de forma gratuita para el contribuyente, y además evitando miles de toneladas de Co2 anuales vertidos a la atmósfera de Madrid”.
Trabajo, esfuerzo, dedicación, innovación y beneficio social. Sobre estos pilares “seguiremos innovando y montando empresas tecnológicas a pesar de los gobiernos que nos ha tocado padecer, y a pesar también de que sean los primeros que se ponen en la cola para cobrarnos los mismos impuestos que a las grandes empresas y se les llene la boca al decir que nos ayudan”. Para resolver ese problema, se puede utilizar una frase que él mismo pronuncia: “nunca hay que desilusionarse o tirar la toalla a la hora de emprender”.
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