Para verlas en su lugar original sigue el enlace:
http://www.lasprovincias.es/v/20111016/alicante/futuro-sector-desaparicion-20111016.html
'Candeleta', gallato en mano, cuida de sus animales en los solares más próximos a Torrellano. ÁLEX DOMÍNGUEZ.
En Torrellano le llaman el 'Candeleta', aunque su nombre es Juan José Candela. Tiene 55 años, y toda su vida se ha dedicado al ganado ovino y caprino. Como su padre. Con ayuda de un pastor que tiene empleado, se dedica a la explotación de un rebaño de unas 300 cabras y ovejas que tiene estabuladas porque el campo está muy seco y no hay pasto. Sólo las saca por las mañanas para que caminen un rato por un secarral cercano al establo ubicado cerca del aeropuerto de L'Altet, junto a la Vía Parque Alicante-Elche.
Recuerda que hace unos años, en un radio de 8 kilómetros, había ocho ganaderos. Hoy sólo quedan dos. «El negocio siempre ha ido justito, pero ahora va a peor», asegura. Los precios que se pagan por la carne y la leche apenas ha subido en los últimos 20 años, aunque sí lo hayan hecho los piensos y, en general, el nivel de vida. «Lo que nos pagan a los ganaderos ha variado poco desde el año 1986, y sin embargo los gastos no son los mismos. Antes sí lucía más el trabajo, pero ahora para poder sobrevivir y sacar un pequeño sueldo hay que tener entre 250 y 300 ovejas y cabras pero muy buenas. La carne y la leche tiene que ser de mucha calidad, y eso depende de su alimentación», explica Candela.
Sobre el futuro, no tiene dudas. Es una actividad que desaparecerá a corto plazo. «Estamos viviendo gracias a las subvenciones europeas, que son las que nos permiten subsistir, pero si no las renuevan en el año 2013 como nos tememos, ese será el momento en que se pierda totalmente la ganadería en este país. Se salvarán cuatro en toda España, pero las pequeñas desaparecerán», afirma con convicción. A la escasa rentabilidad económica añade Juan José Candela el problema de la ausencia de sucesores. Cuando un ganadero se hace mayor y deja la actividad, no hay nadie que le tome el relevo. «En este gremio es difícil que los hijos continúen. Es un trabajo muy sacrificado que te ocupa 365 días al año y, aunque seas el dueño y tengas empleados, cuanto más dueño más esclavo porque hay que estar muy encima. Dejarlo en manos ajenas es complicado», relata.
Ordeño
Candela ordeña todos los días su ganado. Ahora lo hacen máquinas, pero la rutina es la misma. Siempre hay que ordeñarlas a la misma hora, que suele ser en torno a las 10 y media u 11 de la mañana, «porque si no se desestabiliza el ganado y hay pérdidas de leche», explica. Lácteos Segarra le compra la leche para hacer queso, y la carne la vende a un comisionista. Juan José Candela es un hombre alegre, risueño y buen conversador. Habla de los problemas del sector con claridad y con la serenidad de quien ha asumido lo inevitable. «Ahí vamos luchando. Pero es imposible que la ganadería se sostenga. El futuro es su desaparición», concluye.
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